7 poemas de Efe Rosario
Efe Rosario (Carolina) es escritor y doctor en literatura latinoamericana por la Universidad de Cornell en Nueva York. En 2020, publicó El tiempo ha sido terrible con nosotros bajo el sello de Ediciones Alayubia. Ese mismo año, obtuvo el Premio Internacional de Poesía Juan Ramón Jiménez de Coral Gables por También mueren los lugares donde fuimos felices. Actualmente trabaja en su primera novela.
7 poemas
1. PARA HABLAR DEL TROPIEZO
Como un aciago canto
escucho a un mismo perro
en una misma ciudad.
Antes fueron las edades
en las que hablaba con mi voz
y nadie sufría sus años.
No entiendo el brillo del mundo
ni el árbol temeroso
que no puja el fruto.
¿Cómo entra una virtud
en una miasma?
Está uno
entre el escándalo
y fuera del pensamiento,
fumando espectros de cigarros
por no sucumbir
al hábito salvaje.
2.
He ido vaciando sonrisas
como quien fragua en la amapola
la idea del arma.
Tras la caída del misil,
la seriedad delante del niño,
deciden los años
que no soy santo,
pero no robo cuchillos.
3. EL CANTO DE ESTA MAÑANA
Y esos pájaros,
¿también vienen borrachos
o es que despiertan?
4.
En mi país
se propone traer a policías retirados
para atender la situación criminal.
Pero yo estoy lejos
y ningún espectro de fusil
puede alargarse esta noche.
Nos gana el frío.
Mi vecino de cinco años
ríe y llora
hasta el llamado de la madre.
Hay algo con las distancias,
con saber el mundo
desde las redes y los periódicos,
desde el espionaje y la vecindad
que no me deja caer.
En mi país
se pierden los amigos,
se matan o se mueren,
te dejan de hablar,
se cruzan entre ellos.
Comienzan a quedarse calvos
o, como yo, encanecen.
Algunos se envuelven en sus arrugas
y uno, simplemente, para de reconocerlos.
Ayer salí y las manos me sangraron.
Cierro los ojos para reducir el castigo.
La nieve está en las ramas
y también en las entrañas.
Cierro los ojos
y no llego a la intermitencia emocional,
al chantaje infantil,
a evasión amistosa,
al alimento primero
que no consigo
en estos supermercados de cocina internacional.
No llego a ninguna parte,
porque los aeropuertos menosprecian
la destreza del patinaje sobre hielo.
No llego a ninguna parte.
Un hombre solo en su siglo,
vigilado por fantasmas del orden.
Un hombre solo en su siglo.
Un hombre en su país de pena.
5.
Antes que huyas o pises el espejo
y como una tarde roja estalles,
verás llover cristales en los valles,
sabrás tu valle llevado a ruina.
Y con tu sangre tardía y tu ruido
culposo, no has de lustrar la memoria
ni has de callarte la historia
de esa lágrima hecha neblina.
6.
De los hombres de mi familia
solo hay recortes de periódicos
sobre sesos esparcidos,
paseo testicular
o la pena de mi madre.
Solo tengo tijeras
y papeles viejos
que no alcanzan al cuerpo de mamá.
Que no paran la hemorragia
de mis dos apellidos.
7.
Crecer es despedirse.